Llegué con los pies descalzos
con el alma plena y desnuda,
me acerqué a ti delicadamente
deslizando a penas las puntas de mis dedos
sobre tu piel que aún estaba fría,
tus párpados yacían escarchados
y una lagrima parecía haber dejado su huella
allí en la comisura de tus labios.
(De tus dulces labios)

Acaricié intensa la línea de tu perfil griego,
temblaba de miedo,
miedo de que volvieras de la muerte.

Un paso atrás entonces me separo de ti,
un paso de cobardía,
el cielo de mis ojos abrió sus fauces
y dejó caer sobre aquel suelo frío
un aguacero…,
lloré hasta quedar sin fuerzas, sin gemidos.

En el preludio de una guitarra discreta,
ahogue mi desesperanza;
en el milagro de sus notas, tejí mi poesía
hasta formar un manto para cubrir tu cuerpo inerte.
(Decrépito)

Fue entonces que descubrí mis manos limpias,
y en una danza sutil y delicada alce los brazos al viento;
me nacieron alas cristalinas y volé sobre los muros,
como Ícaro busque el sol de mis ocasos
surqué los cielos tan obscuros, tan densos de pasado.

Me hallé sobre los montes, como pájaro en primavera;
los verdes horizontes esperaban ansiosos mis aromas,
como mieles fueron mis versos,
como dulce néctar mis cantos.

A veces aún vuelvo a tu tálamo
allí, donde yaces dormido,
a veces aún te vigilo
cauta, silenciosa;
permanezco como la noche,
como una sombra sin ser vista
hasta el alba.

A veces, mis lagrimas aún son ese roció,
que con ternura dan vida a la poesía que te cobija.
A veces, aún mis manos anhelan acariciarte.
(Y tiemblo)

Son entonces besos mis versos,
son entonces inviernos mis llantos.
Soy entonces el Ícaro volando
buscando la muerte en el ocaso.

Leslie Mansilla
Guatemala, C.A. 2018

#SunsetPoet #Poesia

4 comentarios en “Como Ícaro

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