~Nostalgias de noviembre~

«Vivir sin pensar demasiado es una gloria que aún no he alcanzado. Siempre estoy inmersa en mis pensamientos. Camino cuando el sol ya se ha ido, contando los pasos, esperando una calle solitaria para hablar conmigo misma, para abordar esas preguntas que, como resmas, se han acumulado con los años. Me cuestiono, me respondo, me justifico, me culpo, me libero, me aprisiono y me absuelvo, todo al mismo tiempo… Es abrumador.

Intento apreciar la simplicidad de las hojas secas en el suelo; yacen allí sin esperanza, pero son hermosas en noviembre. No sería lo mismo en abril; sería extraño y triste pintar el verano de ocre.

Los pinos en esta época tienen un olor muy peculiar; la nostalgia es inevitable. Resulta interesante que en noviembre ocurran los atardeceres más bellos, que vuelva el dolor y también la templanza cuando, finalmente, las palabras encuentran el camino hasta aquí. Pertenezco entonces a este momento; estoy aquí, en el ahora…

Es probable que la pérdida de personas importantes haya dejado algunos espacios vacíos dentro de mí, pero el eco que surge desde el alma y que se deja escuchar en una poesía, en una plegaria, en una canción es hermoso… Me hace sentir viva.

Pienso que Dios me diseñó con tanta sutileza y armonía que dejó la nostalgia como parte de mí…, en noviembre. Para tener un desahogo, para que mi nariz pueda percibir los aromas de los árboles otoñales, para que mi ser se eleve con el espectacular cielo que esconde el sol cada atardecer.»


Leslie Mansilla / Guatemala, 2023

Estuve enamorada una vez,
quizás, estuve verdaderamente enamorada,
ausente de mí misma, ebria de ti, de él,
de aquellos que con su voz, su mirada, sus besos,
cautivaron mi ser.

Lloré, lloré por el dolor y la soledad,
cuando faltabas tú, él, aquellos.

Me sumergí en la melancolía en ciertos momentos,
bebiendo de ti, de él, de ellos,
ebria en el olvido.

… y olvidé mi poema y escribí para ti, para él, para ellos.

Estuve enamorada en algún momento,
con sueños felices;
mi mirada perdida a veces,
la rebeldía corriendo por mis venas,
para encontrarme con él, contigo, con ellos.

Fui presa de falsas promesas,
de dobles intenciones,
prisionera de mi ingenuidad y mis carencias.

Entregué todo hasta sentir el vacío,
haciendo del silencio mi traje preferido
y de la sonrisa, mi antifaz discreto.

Me oculté de ti, de él, de ellos.

No dije nada,

luché contra ti, contra él, contra ellos,

y en mis carencias, me fortalecí,

y en mis nostalgias, escribí un poema.

Ahora queda un leve suspiro,
de lo que fueron esos días,
cuando amé, cuando tuve hijos, cuando entregué.

Y morí para ti, para él, para ellos.

Leslie Mansilla, Guatemala C.A. 2023

Todos hablan del universo y sus conspiraciones, hablan de manifestar el amor, la riqueza y la salud, hablan de soltar amarras, de cerrar ciclos, de reinventarse cada mañana, a la salida del sol. Hablan de lanzar las ilusiones al viento, los pensamientos, las nostalgias… Todos dicen que es mejor la primavera porque hace brillar la mirada de los tristes y esconde, en sus múltiples colores, los grises paisajes de enero.

Yo…
Yo estoy aprendiendo a penas, a dejar la noche en paz, a educar mi mente y permitirme soñar despierta para no dejar morir las esperanzas.
Pienso en el universo infinito que me espera en la mañana, con el ruido de los chicos que, por más que intento apresurarles, no avanzan y detienen el tiempo, con sus risas, con sus locas interpretaciones ante la sensatez de la vida.
Con la billetera vacía y el corazón lleno de dudas intento no perder de vista la fe, que se escabulle mientras me pierdo en algún pensamiento que tortura mi tiroides.
Todo un universo de afanes y faenas.

Todo lo veo desde acá adentro, desde el hueco en mi ventana, sin entender casi nada; desde este íntimo lugar donde habito solitaria. Desde donde agradezco no pasar por alto, el murmullo de mi alma.

Avanzo lento en mis procesos, lloro y me escondo del espejo. Tengo grietas que a veces son caudales de aguas dulces y otras de aguas saladas, me purifican y me salvan.

Ya no me asusta despertar y enfrentar lo que ya está escrito, yo también escribo y desde acá, desde mis letras, existo y no tengo edad ni tierra.

Leslie Mansilla

Un Poema Más

Se me escaparon las caricias
con las aguas del cielo,
de los ojos,
de la piel.


Se me lavaron tus besos,
esos que no nos dimos,
esos que soñé.


Corrí tras el tiempo
y ya no éramos más,
que viejas postales.


Me dueles,
en la gruta de mi alma,
en el eco de tu voz,
en el pecho, dueles.


En la guitarra que canta
un flamenco desolado,
en el minuto que se ha ido
con tu nombre en mi boca.

Leslie Mansilla / Guatemala 2022

¿Qué escribir cuando todo me parece vano y lo divino, indigno de esta pluma que calza la soledad hace ya algunas décadas?
Sin consuelo en la penumbra del amanecer ni descanso en la callada noche.
Me he hastiado de la verdad de todos, de la realidad de cada día, de la cara dura de la desesperanza, de las amistades falsas, de las personas ácidas, sin amor.

De los que sólo saben ver con los ojos, de los que hablan sin decir nada y los que dicen mucho, sin medirse.

No me tocó la mejor vida, y cada día elijo esta, porque me permite escapar al boscoso mundo de las letras, que son raíces y también son hojas que se caen dejando desnuda el alma.

Leslie Mansilla / Junio 2022

Paradoja

Dicen que siempre se vuelve al lugar donde se ha sido feliz… Sería para mí este lugar, la poesía como una paradoja existencial, como un caudal de tristezas acumuladas que a medida que corren, en el sonido apasible de sus aguas traen el alivio, la libertad y la calma, lo que podríamos decir que es algo muy parecido a la felicidad.

Esquivo el dedo que me señala frente al espejo cada mañana, ante la mirada fría que me ha dejado el tiempo, ante el suicidio de aquella pasión que nació conmigo, ante la memoria de aquellos momentos que sin lugar a duda, tormentosos, estaban escritos en mi destino.
Esquivo la victimizacion y la auto compasión, por el odio a sentirme débil ante las circunstancias y al acumularse las horas, llueve el llanto como aguacero de mayo.
Pensé que podía pintar de colores algunos versos, pero me encuentro con los mismos claroscuros de media noche… Las mismas sombras.
Ser poeta o más bien, (para no ofender a los ilustres con la simplicidad de mi retórica), cuando se es alguien sensible, es imposible sitiar la melancolía, sin melancolía no hay poesía y sin poesía no hallo la felicidad.

Leslie Mansilla

En la tentación de permanecer despierta y el desasosiego de posarme sobre el lado izquierdo de mi cama, entrebusco en el rebusco de mis adentros, pequeñas esquirlas de añejos pensamientos, algo que decir.
La vida se acabará en un segundo y no podré decir más nada, la psicóloga de mis vagos versos quedarán inéditos en una eternidad vacía, escasa de poesía.
No sé inclinarme ante ninguna filosofía, siempre voy por mi propio camino.
No conozco entera la certeza, ni la prudencia, ni la acertividad de mis propias decisiones, cada tropiezo me avisa, que me he equivocado; cada insomnio, que algo me falta.
Me recato cada mañana de mis impulsos artísticos, esos que a veces pintan abstractos los colores en el alma, esos que combinan rostros con atardeceres y copas de vino con viejos amores.

¡Qué locura la mía! la de vivir dos veces cada día…  La vida invisible y la que todos miran.

Les Mansilla / Guatemala 2022

Y la percha de mariposas que jugaban a esconderse entre el sistole y el diastole,
migraron al abismo de mis pensamientos en pleno invierno; esos mismos que justifican con cada coma a conveniencia, la razón.

Desnuda como las letras que tallan
el poema del que ama ciegamente,
así la noche me espera.

Hoy quiero ir tras ellas,
sumergirme en la intensa llama que aun arde dentro de mí,
quemandolo todo.

Leslie Mansilla/ 2021

Se precisa el olvido

Me absorbe este hueco insaciable a deshoras…
Parchando el alma con vanas congeturas, que si el pasado vale la pena, que si el silencio es la mejor excusa para permanecer cobarde o la sabia postura de lo irremediable.

… Ya no tiene sentido  una respuesta,  solo tengo el ahora y el ahora me tiene presa entre las letras que relatan una verdad a medias, un futuro incierto y una imposibilidad de conveniencias.

Nada es seguro, más que el respiro que ahora contengo y el frío del invierno mío.

Los ojos se me han secado;
se han partido mis noches en pequeñas migajas como instantes vacíos.

No tiene caso traer consigo las memorias,
no conviene fijar el alma en la mirada de nadie, abrazar el suspiro que abandona cuando amanece la soberbia.

Es menester el olvido, antes que aparezcan las canas y se escape el respiro que en esta lugrube madrugada aun contengo.

Es necesario dejar de temblar de frío y encender la hoguera que abrasa los miedos; es urgente conjugar la vida en tiempo presente y dejar de lado el pluscuamperfecto pretérito pretexto que aun me amarra.

Leslie Mansilla, Guatemala 2021

No me temas amor cuando sonrío, 
porque el atardecer ha pintado mi rostro
y el poema que abraza me ha teñido de letras el alma.
No consideres la pena, si en mis ojos vez el brillo pleno de tu amor constante.

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Aprendí a amarte en otoño, cuando los mismos árboles han renunciado a la vida.
Aprendí a tenerte conmigo en silencio, egoísta y posesiva.
Por mí, por conveniencia, por permanencia en esta insensata rutina que me exige la vida, aprendí a no olvidarte, a no perderte allá en el misterio de los días que renacen con el alba.

Les.